
Tras el eje del caminante observador, nos encontramos un camino ya dejado y otro camino por recorrer, donde podremos tomar más de una ruta. Caminos vacios donde nos encontramos a nadie o podemos encontrarnos todo.
La ambigüedad, la noche y el día, el cielo y el infierno, arriba y abajo, distintas perspectivas que nos dan una realidad confusa y a la que podríamos tachar de irreal.
Caminos ya construidos, la sociedad no quiere que tu busques las respuestas, sino que creas en las suyas, que sigas la ruta marcada de losetas en vez de buscar tu propia respuesta, tu propia ruta. Todos estamos situados en la sociedad (losetas en mitad de la foto) ya es nuestra elección seguir otras rutas, guiarnos por los bancos, por la vegetación o por las sombras de distintos elementos.
Lugares que nos llevan a otros lugares, lugares en lo que seleccionamos lo que nos interesa y se convierten en otros espacios totalmente distintos, lugares en los que vamos construyendo con la mirada y no desde un punto, sino con la visión espacial que nos permite el andar.
Aurelio Núñez Soler, 1.13
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